Sin duda, sí. En nuestro contexto donde los recursos para evaluaciones psicopedagógicas son limitados, este tipo de instrumentos pueden actuar como primera alarma para orientar las observaciones, registros y posibles derivaciones. También pueden ser un disparador para abrir el espacio de intercambio entre docentes y equipos técnicos.
Podrían integrarse en espacios de formación docente, reuniones de equipo o acompañamientos a prácticas áulicas. previa capacitación a quienes los usarían. No es suficiente entregar el instrumento, hay que trabajar sobre qué observar, cómo registrar, y cómo interpretar sin prejuicios ni creer que es sinónimo de diagnóstico el usarlos.
Porque allí es donde aparecen los riesgos: la etiquetación temprana sin evaluación profesional, malentendidos sobre lo que mide el checklist, sin atender a que es un…
Sin duda, sí. En nuestro contexto donde los recursos para evaluaciones psicopedagógicas son limitados, este tipo de instrumentos pueden actuar como primera alarma para orientar las observaciones, registros y posibles derivaciones. También pueden ser un disparador para abrir el espacio de intercambio entre docentes y equipos técnicos.
Podrían integrarse en espacios de formación docente, reuniones de equipo o acompañamientos a prácticas áulicas. previa capacitación a quienes los usarían. No es suficiente entregar el instrumento, hay que trabajar sobre qué observar, cómo registrar, y cómo interpretar sin prejuicios ni creer que es sinónimo de diagnóstico el usarlos.
Porque allí es donde aparecen los riesgos: la etiquetación temprana sin evaluación profesional, malentendidos sobre lo que mide el checklist, sin atender a que es un…