Muchas veces creemos enseñar comprensión lectora cuando en realidad solo la evaluamos. Al escribir “comprensión de textos” en la planificación, frecuentemente lo reducimos a hacer preguntas después de la lectura. Pero comprender implica mucho más: anticipar, hacer inferencias, conectar con conocimientos previos, identificar ideas clave y autorregular la lectura. Para desarrollarlas, es clave proponer actividades como pensar en voz alta, completar esquemas, reconstruir el texto, formular hipótesis, y detenerse para aclarar dudas o releer.
Sabemos que estas son habilidades clave porque la investigación en didáctica de la lectura ha demostrado que los buenos lectores usan estrategias activas y conscientes. El orden en que se trabajan puede variar, pero suele comenzar con habilidades más concretas (como reconocer ideas principales) y avanzar…
Muchas veces creemos que enseñamos comprensión lectora, pero en realidad solo evaluamos si los estudiantes respondieron preguntas sobre un texto. Esto no garantiza que hayan desarrollado habilidades sólidas para entender de forma autónoma.
Para mejorar la comprensión, debemos enseñar estrategias explícitas como anticipar, inferir y resumir.
Sabemos que estas habilidades son clave porque la investigación y la práctica educativa lo respaldan, y porque observamos su impacto real en los estudiantes.
Es necesario y fundamental que estas habilidades se trabajen en base a secuencias, adaptadas a la edad y etapa de desarrollo de cada alumno.
Es algo que hacemos muchas veces de forma automática por lo tanto la autoreflexión sobre las prácticas es realmente fructifera, a partir d e allí se ponen en práctica diferentes estrategias de lectura que ayudan a la comprensión como por ejemplo identificar palabras nuevas o reconocer las voces del narrador y de los personajes.
Es común confundir la enseñanza de la comprensión lectora con la simple evaluación de si los estudiantes entienden un texto, limitándonos a hacer preguntas que solo verifican datos explícitos. Para mejorar realmente la comprensión, es fundamental implementar actividades que promuevan la interacción activa con el texto, como la formulación de preguntas abiertas, la inferencia, la predicción, la síntesis y la reflexión crítica. Identificar las habilidades clave requiere fundamentarse en investigaciones pedagógicas y en la observación del progreso de los estudiantes, reconociendo que no todas las destrezas se desarrollan al mismo tiempo ni de igual forma. Por eso, es importante organizar el trabajo de la comprensión lectora de manera progresiva, comenzando en la educación infantil con habilidades básicas como el reconocimiento…
Mi experiencia en el primer ciclo (inicial, primero y segundo año) me lleva a reflexionar sobre el modelo de la cuerda en relación con la comprensión lectora. Debo reconocer que sí, los docentes a menudo confundimos la evaluación de la comprensión con el proceso de enseñar a comprender. En mi práctica diaria, priorizo que los niños adquieran el sistema de lectoescritura y se lancen a escribir con confianza.
Corrijo aspectos esenciales como la segmentación de palabras, omisiones, uso de mayúsculas al inicio y el punto final en oraciones breves. Sin embargo, no realizo un trabajo sistemático en ortografía o gramática profunda en estas etapas, aunque a veces hago sugerencias o lo abordo con estudiantes más avanzados.
Muchas veces creemos enseñar comprensión lectora cuando en realidad solo la evaluamos. Al escribir “comprensión de textos” en la planificación, frecuentemente lo reducimos a hacer preguntas después de la lectura. Pero comprender implica mucho más: anticipar, hacer inferencias, conectar con conocimientos previos, identificar ideas clave y autorregular la lectura. Para desarrollarlas, es clave proponer actividades como pensar en voz alta, completar esquemas, reconstruir el texto, formular hipótesis, y detenerse para aclarar dudas o releer.
Sabemos que estas son habilidades clave porque la investigación en didáctica de la lectura ha demostrado que los buenos lectores usan estrategias activas y conscientes. El orden en que se trabajan puede variar, pero suele comenzar con habilidades más concretas (como reconocer ideas principales) y avanzar…
Muchas veces creemos que enseñamos comprensión lectora, pero en realidad solo evaluamos si los estudiantes respondieron preguntas sobre un texto. Esto no garantiza que hayan desarrollado habilidades sólidas para entender de forma autónoma.
Para mejorar la comprensión, debemos enseñar estrategias explícitas como anticipar, inferir y resumir.
Sabemos que estas habilidades son clave porque la investigación y la práctica educativa lo respaldan, y porque observamos su impacto real en los estudiantes.
Es necesario y fundamental que estas habilidades se trabajen en base a secuencias, adaptadas a la edad y etapa de desarrollo de cada alumno.
Es algo que hacemos muchas veces de forma automática por lo tanto la autoreflexión sobre las prácticas es realmente fructifera, a partir d e allí se ponen en práctica diferentes estrategias de lectura que ayudan a la comprensión como por ejemplo identificar palabras nuevas o reconocer las voces del narrador y de los personajes.
Es común confundir la enseñanza de la comprensión lectora con la simple evaluación de si los estudiantes entienden un texto, limitándonos a hacer preguntas que solo verifican datos explícitos. Para mejorar realmente la comprensión, es fundamental implementar actividades que promuevan la interacción activa con el texto, como la formulación de preguntas abiertas, la inferencia, la predicción, la síntesis y la reflexión crítica. Identificar las habilidades clave requiere fundamentarse en investigaciones pedagógicas y en la observación del progreso de los estudiantes, reconociendo que no todas las destrezas se desarrollan al mismo tiempo ni de igual forma. Por eso, es importante organizar el trabajo de la comprensión lectora de manera progresiva, comenzando en la educación infantil con habilidades básicas como el reconocimiento…
Mi experiencia en el primer ciclo (inicial, primero y segundo año) me lleva a reflexionar sobre el modelo de la cuerda en relación con la comprensión lectora. Debo reconocer que sí, los docentes a menudo confundimos la evaluación de la comprensión con el proceso de enseñar a comprender. En mi práctica diaria, priorizo que los niños adquieran el sistema de lectoescritura y se lancen a escribir con confianza.
Corrijo aspectos esenciales como la segmentación de palabras, omisiones, uso de mayúsculas al inicio y el punto final en oraciones breves. Sin embargo, no realizo un trabajo sistemático en ortografía o gramática profunda en estas etapas, aunque a veces hago sugerencias o lo abordo con estudiantes más avanzados.
En cuanto al vocabulario,…